Para efectuar el pegado se humedece previamente el pergamino y a continuación se le da una mano de engrudo. Cuando ha tomado la adecuada blandura se aplica sobre el libro, procurando no estirarlo ya que esta piel cede fácilmente y luego al secarse se contrae tomando su primitiva textura, lo que produciría el abarquillamiento de las tapas, defecto que posteriormente no se puede corregir. La encuadernación con pergamino y nervios es una de las más apreciadas por los bibliófilos. Según sea la clase de libro que ha de llevarla así ha de ser la elección del pergamino. Si se trata de un libro moderno, el pergamino será lo más blanco posible, al contrario que cuando haya que aplicarlo a un libro con sabor antiguo. Entonces se oscurecerá con papel color paja, y cuando esté terminado, se le pasará el bruñidor para darle el tostado del tiempo.
A continuación el trabajo realizado por la alumna Macarena Sánchez Sánchez:
Seguidamente el trabajo realizado por la alumna Elena Hermoso de Mendoza García:
La encuadernación con pergamino, actualmente es poco usada,
o mejor dicho,
se encuentra en franca decadencia,
por el abuso que se ha hecho de ella
en encuadernaciones flexibles de escaso valor y poco gusto.
Hecha por mano de artista, dentro de una sencillez extraordinaria,
ofrece caracteres de verdadera obra de arte.
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