Desde que la escritura permitió la comunicación gráfica basada en una serie de signos predeterminados sobre materias diversas y con formatos variados, el documento escrito se convirtió en vehículo de cultura y en objeto de expresión artística en si mismo y se hizo necesario conservarlo y protegerlo de agentes externo.
Al sumarse a esta necesidad esencial el deseo de ennoblecer externamente algunos ejemplares surge la encuadernación artística que, aunque complemento del libro, adquiere personalidad propia y entidad especifica, es cuando le damos sentido a este bello arte.
Sed creativos, sed valientes, pero recordad que ante todo la encuadernación tiene que ser proclamación de la presencia de un libro.
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