Taller que desde 1970 ha ido recogiendo encargos en piel y papel, ahora en horas bajas debido fundamentalmente a la crisis que también afecta al noble oficio de encuadernador.
Un viejo negocio, taller tradicional, añejo y bizarro donde los haya, donde el alumnado pudo contemplar el interior del taller, que amablemente nos enseñó, su actual dueña, la viuda del fundador, Doña Josefina Cabezas, pura bondad y pura ilusión,
Pudimos contemplar que la pobreza merma las capacidades, al margen de otras cosas, consume recursos mentales y reduce capacidades cognitivas. Un aire mágico y extraño, pero entrañable flota por el viejo taller de encuadernación, esperando que alguien entre y encargue un trabajo para que vuelva a oler a papel y cuero, o seguir recortando gastos,
Muchas Gracias Josefina..... y que tengas la mayor
de las suertes para que sigas
luchando por lo que siempre
has luchado la
ENCUADERNACIÓN y LOS LIBROS.
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